La piedra en seco es una constante en Vilafranca. Desde hace siglos hay una arquitectura propia, sencilla, popular y ecológica que ha transformado el paisaje de una manera sabia y respetuosa con el medio ambiente. La necesidad de aumentar la superficie y la calidad del terreno cultivable conllevó a la extracción de grandes cantidades de piedra. Estas eran dejadas en las proximidades del terreno transformado y, al mismo tiempo, se les daba una utilidad. Con la piedra, los pobladores crearon centenares de kilómetros de paredes de piedra en seco, casas, balsas, pozos, bancales, abrevaderos, etc. Recientemente, esta técnica ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Vinculado a la importancia de la ganadería hay que destacar el Lligalló. Fue una institución creada por el rey Jaume I, y era una mancomunidad de pastores que gestionaba el buen uso de los caminos.
Salimos de Vilafranca por el Camí de San Pedro, este, nos llevara por la llanura de La Devesa donde nos deleitaremos con la gran cantidad de muros, casas, chozas y abrevaderos construidos con gran maestría y esmero por nuestros antepasados, veremos el Mas de la Blaia y el de Tena, este último es una alquería musulmana con torres y almenas. En el cruce con el azagador de l’Empriu, se encuentra el Peirò de Sant Pere (pilón con la imagen de algún santo o con una cruz) este, fue construido en el siglo XVII y restaurado en el año 2010. Estos Peirós se encuentran normalmente en los límites de los pueblos.
Comienza un bonito descenso entre la pinada que nos llevara a cruzar el Barranc de la Creu de Felipe y el Mas de la Curra, a partir de aquí, no dejaremos el camino que discurre por el cordal de les Albaredes, cementado en varios tramos por la inclinada pendiente, salvo por un pequeño desvió que nos pasara por el Puente de la Rambla (ya existía en 1212 y todo apunta que es de la época romana) para salvar la rambla de Celumbres. En la parte alta y cruce de caminos, encontramos la Cruz de Artigas, al fondo ya vemos el pueblo de Portell.
A la salida del pueblo decidimos variar la ruta y acercarnos a ver la Rambla de Celumbres: Paisaje de gran singularidad y belleza entre Cinctorres, Portell y Castellfort. Destaca por la gran biodiversidad y por las imponentes formaciones rocosas de la Roca Parda, la Roca Roja y la Roca del Cuervo.
Vamos a seguir un tramo del PR-CV 408 y parte del SL-CV 134. Bajamos al barranco de la Rosella y cuando lo remontamos por la otra parte, nos damos cuenta que nos hemos equivocado, volvemos a bajar y seguimos por el sendero que baja por un lado del barranco que también dejamos por otro que sube por la misma ladera y cuando llega arriba desaparece, este tramo está algo confuso. Tras un tramo campo través, encontramos el camino bueno, hay marcas de PR y GR y vamos por un bonito azagador que termina cuando damos vistas a los acantilados de Celumbres, la roca Roja y la roca Parda.
Descendemos por un cómodo sendero con algún tramo algo deteriorado pero muy bien trazado y con unas excelentes vistas, el sendero nos deja en el lecho de la rambla, pero por un lado de la misma transcurre un camino que la cruza varias veces. En un cruce del camino, seguiremos por el de la derecha que tras varias rampas para remontar el barranco nos saca a la carretera CV-124, unos metros por ella y cogemos el PR-CV 308 que no dejaremos hasta alcanzar Cinctorres.
Actividad llevada a cabo el día 06-04-21, con un recorrido de 30 Km y un desnivel + de 937 /- 1140 y un total de 9’06 horas de las cuales 1’30 han sido de paro.
Imágenes de la actividad: