El viernes por la tarde, a distintas horas, salimos de Crevillent en vehículos particulares, hacia Coto Ríos, que es una pedanía del municipio de Santiago-Pontones (pueblo de Jaén).
Nos hospedamos en el hotel Mirasierra, conocido ya por alguno de nosotros, donde nos atendieron estupendamente como es habitual en ellos.
El sábado, después de un generoso desayuno, nos dividimos en dos grupos. Los más «valientes» en total nueve, para ir al Castellón de los Toros (pincha en el enlace para ver la ruta), los diecisiete restantes hicimos la Ruta del Río Borosa.
El río Borosa, nace a escasa distancia de la Laguna de Aguas Negras. Recibe durante su corto recorrido, la aportación de las aguas de la Laguna de Valdeazores y de algunos arroyos, destacando el Arroyo de las Truchas. El Borosa vierte sus cristalinas aguas en el todavía joven Guadalquivir, antes de que éste llegue al Embalse del Tranco.
Desde el hotel, nos dirigimos hacia el Centro de Interpretación de la Naturaleza Torre del Vinagre, desde donde parte una pista asfaltada, hasta la piscifactoría de truchas, lugar donde empieza la ruta a pie.
Caminamos en principio, por una ancha pista forestal con suave desnivel, el río a nuestra derecha, al que pronto se le une el Arroyo de las Truchas. Más adelante cruzamos el puente de Los Caracolillos, otro puente hacia la izquierda hasta llegar a la Cerrada de Elías, un estrecho cañón entre las paredes de roca, por donde el agua al circular se ha abierto paso.
La antigua senda de pescadores está ahora acondicionada con una pasarela de madera anclada en la roca, un lugar muy bello, el agua, y su murmullo al pasar, la vegetación (llama nuestra atención las plantas carnívoras que crecen en los roquedos húmedos) y la caprichosa forma de las rocas erosionadas por las aguas.
Avanzamos tranquilos, tenemos tiempo y debemos disfrutar del entorno. Paramos a almorzar en un verde prado, que como alguien comentó con acierto, recuerda los valles Alpinos de «Heidi«.
Más adelante, cuando pasamos la Central Eléctrica del Salto de los Órganos, la senda se acentúa y requiere algo más de esfuerzo pero el paisaje compensa. El caudal del río disminuye, el agua que desvían a la central eléctrica se une al río más abajo. La cascada del Salto de los Órganos no es tan espectacular como en otras ocasiones, pero aun así baja bastante agua.
Atravesamos un pedregal de pequeñas piedras sueltas, siempre en constante ascenso, hasta llegar a los dos túneles excavados en la roca, (laborioso trabajo) por los que discurre canalizada y a gran velocidad, el agua que luego por tubería llega a la Central. A lo largo de los túneles hay varios agujeros de buen tamaño, que como ventanales dejan entrar algo de luz, aunque es necesario llevar linterna.
A la salida vemos enfrente la presa del Embalse de los Órganos,o Laguna de Aguas Negras (lo he leído con distintos nombres). Hacemos un breve descanso e iniciamos la bajada, buscando un lugar agradable para comer, al pie del Salto de los Órganos.
La ruta es lineal y pasamos por los mismos lugares que a la subida, pero ahora brilla el sol, ha cambiado la luz y la perspectiva es distinta, dando nuevo interés al camino. No hay que desperdiciar la oportunidad, por la escasez en nuestras sierras, y la tentación nos obliga a beber de todas las fuentes que encontramos a nuestro paso, y así con cómodo paseo llegamos de nuevo al lugar de inicio. Por la noche, después de los postres, brindamos por los novios, Encarni y Tano, y dedicamos un desafinado «cumpleaños feliz» a Mónica, en un ambiente de convivencia tan agradable, que debiéramos repetirlo más frecuentemente.
El domingo, organizamos el regreso a nuestro antojo. En Arroyo Frío premiamos a los más jovencitos y jovencitas a un «emocionante» paseo a caballo.
Imágenes de la actividad:
Magníficas fotos , gracias ! un lugar para volver siempre .