El río Chícamo es un paraje bien conocido por los amantes de la naturaleza murciana. Es un lugar de gran interés geológico, botánico y faunístico. Se propone un recorrido por su cabecera, que nos llevará a través del tiempo, hasta hace algo más de 7 millones de años, ya que parte de ésta, paradójicamente, discurre entre los sedimentos que otro cauce fluvial depositó hace 10 millones de años al desaguar en el mar Mediterráneo, que en aquella época llegaba hasta esta zona.
El río nace en las proximidades de Macisvenda (figura 1), en la zona este del municipio de Abanilla. Se puede acceder a su cabecera por la carretera A-9, que une éstas dos localidades, dejando el coche en el caserío de Chícamo o por La Umbría.
En este último caso, desde Abanilla se toma la carretera que va hacia El Partidor – El Tollé, y a unos 8 km de Abanilla encontramos una indicación, a la derecha, que nos lleva a La Umbría, donde se recomienda dejar el vehículo y seguir a pie hasta la intersección de esta vía asfaltada con el cauce, el cual seguiremos hasta llegar a al nacimiento del río.
El trayecto a seguir viene marcado como un PR (pequeño recorrido) con líneas blancas y amarillas. Tanto por un extremo, como por el otro, es fácil de localizar este oasis en el paisaje casi desértico que lo rodea.
Sobre las ocho y algo salimos en coches particulares desde el rocódromo municipal Paco Lledó, llegando al aparcamiento del río Chicamo sobre las nueve, el aparcamiento se halla ubicado en el caserío de Chicamo. El río nace en las proximidades de Macisvenda (Abanilla) Murcia.
El río Chicamo es un paraje muy visitado, de gran interés botánico, geológico y faunístico. Es un pequeño afluente del río Segura y en él, podemos encontrar un pequeño pez, el fartet, en peligro de extinción. Tiene una longitud de 54 Km.
El curso de agua aparece y desaparece en muchos tramos, sin ser un caudal constante la zona que se visita o recorre, siempre lleva agua. En esta ocasión, llovió el día anterior y el curso del río viene muy caudaloso, en comparación a otras veces.
Avanzamos entre el cañaveral, pasando de un lado a otro del río, intentando no perder la senda, las meteduras de “pata” en el agua debido a los resbalones en las piedras mojadas y al barro existente, son constantes, los fotógrafos están al quite, aunque no son tan agiles como los reflejos del “metepatas”.
Llegamos hasta la Garganta de Cager, donde se estrecha el barranco. En algunos puntos, este desfiladero tiene menos de dos metros de anchura y las paredes pueden alcanzar en algunos tramos los cuarenta metros de altura.
Almorzamos en este lugar, no vamos a seguir más, debido al caudal que lleva el río Chicamo, no consideramos prudente meternos en el estrecho.
Fecha de realización: 22-3-15
Participantes: 42
Imágenes de la actividad:
(Fotos Braulio)
Fuente: Región de Murcia.