Después de una deliciosa cena, a base de pescado y marisco local, y de un merecido descanso, tras la dura etapa de ayer, empiezo esta última etapa por las calles de Cee, para encaminar mis pasos hacia el faro de Finisterre.
Voy saliendo de la población, junto a Playa por el paseo Marítimo, en dirección a Corcubión, cuyas poblaciones están prácticamente unidas. En los miradores o espacios sin urbanizar, me detengo varias veces a hacer fotos del bonito amanecer, donde los primeros rayos de luz, dan un precioso colorido a la ría de Concubiòn,
Continúo el recorrido por la población, (cuyo casco antiguo está declarado conjunto histórico-artístico) y paso por delante de la bella iglesia de San Marcos (S. XIV) de estilo gótico marinero. Atravieso la villa y finalmente salgo de Corcubión por la calle Fontiñas. Subo al monte por una bonita senda hasta que llego al alto de San Roque, donde existe un crucero y un albergue de peregrinos.
Cruzo la carretera AC-445 y sigo por una senda, que me permite contemplar las primeras vistas del Cabo de Finisterre y que me lleva a Amareda, donde hay una fuente de agua potable. Continuo por la carretera (AC-445), hasta llegar a Estorde, donde se puede disfrutar de una bella panorámica de su playa, a pie de la montaña y rodeada de árboles.Un poco más adelante un hórreo, da la
bienvenida en la entrada de Sardiñeiro y su bonita playa. En la rúa Pombal hay una curiosa casa de color azul, dedicada al Camino y al Apóstol Santiago. Más adelante salgo a la derecha por la calle
Fisterra y continúo por una bonita pista, muy sombreada, que hace más llevadero el calor y me lleva hasta el Mirador de Finisterre. Me detengo para hacer fotos y contemplar una magnífica panorámica, del pueblo y del cabo de Finisterre.
Cruzo la carretera y continuo bajando por una senda entre los árboles, con unas bonitas vistas de Cala Talón, embutida entre acantilados. Hago un peligroso tramo junto a la carretera, donde estaban haciendo obras para evitar este riesgo, y finalmente descendiendo hasta la enorme playa de Langosteira, por la cual es un placer caminar descalzo, sintiendo el agua y la arena en los sufridos pies.
Salgo de la playa por un puente de madera, y continúo por el camino oficial, que discurre paralelo a las dunas, hasta entrar en el caso urbano de Finisterre, donde me recibe un cruceiro.
Continúo callejeando por la localidad, y paso por delante de la Capilla Barroca del Buen suceso (S. XVIII). Salgo de la población en dirección al faro de Finisterre, pasando por delante de la Iglesia de Nosa Señora Das Áreas (Santa María) de gran tradición jacobea, cuyo origen se remonta al Siglo XII. En el lugar se localiza un cruceiro gótico y también se encontraba el antiguo Hospital de Peregrinos da Nosa Señora do Rosario.
Continúo la subida hacia el faro por el estrecho y peligroso arcén donde apenas hay espacio para protegerse de los coches. Paro a hacer fotos panorámicas delante de un monumento al peregrino y prosigo el camino para finalmente llegar al cabo de Finisterre (considerado en época romana el Finis Terrae, el fin de la tierra y donde los celtas rendían culto al sol). El lugar es cuna de leyendas naufragios y misterios, que desde siglos, supo atraer a caminantes de todo el mundo. Aquí se halla el mojón 0,00, donde nos dirigimos todos los peregrinos al finalizar el Camino de Santiago y a contemplar un único e irrepetible atardecer, desde el Faro del fin del mundo.
El faro comenzó a funcionar en 1853, era el principal punto de orientación para los buques que venían desde el Océano Atlántico a Europa. Protegía una de las costas más peligrosas, la Costa da Morte, donde a lo largo de la historia han naufragado numerosos barcos.
Imágenes de la jornada:
Fecha de realización, 03-08-21.
Km recorridos, 16.